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Experiencias esotéricas intrínsecas

 

Octubre 27 de 2.003, Rosario cuna de la Bandera.

 

A los lectores de Internet.

Les voy a contar algo que de por sí es insólito pero a la ves muy significativo.

Primero comentaré algo que despertó mi curiosidad, estaba en mi casa de Villa Diego, ya viuda y esperaba con la comida a mi hijo, que ya tenía lista en el calentador Brammetal, estaba removiendo el guiso carrero que el me pedía que hiciera “como lo hacía la Abuela”, ya sea de fideos mostacholes, moñitos o caracoles.

Cuando de pronto llega y gritando, me dice: “hay vieja, no sabes que me mostraron de arriba”, y le pregunto:”y qué, contame...” y me dice: “Haaa... no, ¿si no te lo mostraron a vos?, es porque no lo tenés que saber”, y yo ya de esos desplantes que me hacía estaba acostumbrada... me picó la curiosidad, pero lo sabía disimular bien y le dije: “sí, mejor no me lo digas, si no quieren de arriba?”..., y me dice: “bueno... a ver, ¿a vos te dice algo el nombre Lisett?, y le dije que no, y me dice: “vez que tengo razón”.

El había venido de la empresa, que le dio hacía un año la beca, tenía 18 años cumplidos.

Pasó el tiempo que es inexorable, pasaron 10 años, mi hijo se fue a la Antártida, y me dejó en una pensión de señoritas, que está junto a la heladería La Uruguaya, que ya lo supe mencionar por otros, hechos el dueño era un español.

O sea que tenía una habitación a la calle, no me daba con nadie, así es que cuando Los Extraterrestres, me llevaban nadie se enteraba, todo “raro”. Una oportunidad que me llevaron y un día me muestran, una de mis vidas pasadas, pero no solo me la muestran, sino que me la hacen vivir nuevamente, yo casi me vuelvo loca.

Vivía en un castillo en Inglaterra y era francesa, un día viene un pretendiente y me declara su amor y yo me ofendo y lo saco con cajas destempladas y le digo: “¿cómo se atreve!, Ud. Que es un pobre Ruso de las Estepas y yo soy una Dama, no ve donde vivo, que estoy en un Castillo rodeada de lujo y Ud... ¿Qué me puede ofrecer!, si vive en las Estepas”, yo estaba bordando en un  Bastidor de pie y al lado tenía una mesita finita de patas largas, 3 patas, allí una caja de bombones que “degustaba” con la puntita de los dedos.

Esa mesita ratona me hace acordar esas fotos antiguas que se sacaba la novia sentada y el novio, con mostacholes y el brazo apoyado en esa mesita, stop.

Prosigo con el relato.

El Ruso pegó media vuelta y se fue, por supuesto que quise rebajarlo y humillarlo, Hacerlo entrar en razón, por su despropósito.

Al rato, vuelve, el Ruso con una daga o cimitarra, semi curva y degolló a todos los que estaban en el castillo.

Yo tenía un vestido al tobillo con corsé y rodete.

...Cuando terminó con el exterminio, entró con un caballo negro lustroso, me tomo de la cintura, me alzó y me subió al caballo y me sentó, raptándome...

Tenía botas negras a la rodilla, pantalón blanco dentro de las botas, casaca blanca abrochada, a la izquierda terminando en el hombro y un cuellito levantado.

Tenía una capa blanca sujeta con una cadena plateada al cuello.

Me llevó al galope a las estepas, era una inmensidad todo nevado, la nieve lo cubría todo, no se veía a lo ancho y a lo largo una edificación, ni un árbol, paró de golpe, bajó del caballo y se inclinó hacia el suelo y levantó una tapa, como si fuese la se un sótano, me bajo del caballo  descendimos una escalera, y allí estaba su casa.

...En otra secuencia, el venía a la carrera, en su caballo negro y cuando llegaba al predio en que estaba la casa, subterránea... y El Ruso, venia al galope, gritaba: “¡Lisett, Lisett, Lisett!”... y yo que estaba cocinando, en un fogón empotrado en la pared, a leña y calentaba el ambiente, me tome el delantal y me enganche la punta en la cintura y comencé a subir la escalera, cuando estuve en tierra firme con nieve cerré la tapa y le grité: “Borislav, Borislav”... el venía a todo galope y al levantar las patas el caballo... a todo galope, a la carrera y me tomaba de la cintura y me subía al caballo... y todos los días me llevaba a pegar una ronda por el campo nevado...

Luego entrábamos a la casa

Por supuesto... ya me había domado. En esa vida era mi marido, “El Ruso”.  El Ruso era mi hijo en esta vida, y en la anterior mi marido, por lo cual son vidas que vivimos estando juntos.

Cuando volvió de la Antártida, le conté que a mí también me habían mostrado, quien era Lisett... a lo cual recién empezó a desembuchar.

Lo que no se ven en estas exposiciones son indecencias, actos obscenos y menos, prácticas de sexo, “por si les pica la curiosidad”.

Prosigo, cuando volvió de la Antártida, parecía un ruso y me dice: “hay vieja, ¡qué clima, cómo me sentó, me quedaría a vivir para siempre!”... de allí que en otra página expliqué, que como era asmático se llevó un arsenal de medicamentos; vaporizador, grageas, inyecciones, y no debió utilizar ni una gragea o inyección, ese clima amen de ser seco, “si en otra vida era un Ruso de las estepas, estaba en su salsa”

Por supuesto que me mostraron varias vidas y siempre estuvimos juntos, de allí que es como si fuera mi otra mitad y así me siento, como si estuviese incompleta.

En otra vida era mi hermanito de 14 años y yo como cuando quedé viuda, unos 29 años.

En otra secuencia, esto ya lo supe explicar.

Éramos chinos, “un matrimonio”, el tenía coleta y una barba en pico y los bigotes solo en la comisura de los labios, también unas mechitas, tenía una chaqueta abotonada cuello tipo mao, pantalón, botamanga, y el borde de la manga de unos 4 cm. en negro y el conjunto de satén negro con dibujos de papagayos amarillos, sobre ramas verdes, en cambio yo un  kimono, negro con mangas anchas de satén negro con flores grandes rojas, la botamanga y bordes de manga negros.

Bueno, bueno... desde que mi hijo se enteró  que yo ya sabía quien era... Lisett, Borislav, para qué... comenzó a hostigarme y a decirme: “si vos te crees que a mí me vas a hacer esos desplantes... ¡no mijita!... ¿viste como te bajé los humos?”... y cuando viajábamos: “lleva lo justo que se te terminaron los mucamos y sirvientes que llevaban los arcones a la diligencia, ya no los tenés y ahora es tu pobre hijo el que debe cinchar”...

En fin una comedia, eso sí cuando nosotros hablábamos nadie entendía nada.

También estuve en damasco.

Yo siempre le decía a mi hijo: “viví en un lugar que tenía una fuente, que siempre la recuerdo”...

Y un día mi hijo me dice: “describimela, o mejor dibujamela”...  y en una oportunidad que mi hijo estaba mirando televisión y me llama a los gritos: “¡vieja, vieja veni pronto, mira!”... y voy y cual no sería nuestra sorpresa, que aparece la fuente y está en Damasco y el me dice: “mira todavía está, yo te voy a llevar y la vamos a ver” ¿?... cuándo?... por supuesto será en otra vida.

Esto ya lo comenté en otra página, sobre el tema que siempre al dormirme me introducía en una casa rodeada con medio metro de tapial que venia a ser el sostén de unas rejas negras, terminadas en flecha bien altas y el frente estaba cubierto de agua, allí terminaba el pavimento y luego seguía el agua, era un  río y como si el río hubiese ido creciendo, “como la alguna de Melincué”, y se hubiese ido tragando o apoderando de todo lo que había a su paso, un día mi hijo me dice: “descrivimela”... así lo hice, se la describí y dibujé, y me dice: “hoy, hoy... es la misma que voy yo, entonces en esa casa, ya vivimos los dos”, y le digo: “no me digas que vos también vas a esa casa, porque si es así vamos a tener que turnarnos, para ir no es cuestión que yo me vaya allí cuando me “embronco” con vos y resulta que vos estas allí”.

 

Con fe y humildad, María.

 

Espero me muestren todas las vidas pasadas.

 

Comenzaré a explicar, las vidas pasadas que me mostraron Los Extraterrestres

Aparte del secuestro del cual fui objeto por el Ruso... y llevarme a las “estepas” donde el vivía, previamente sacarme del castillo en el cual yo vivía ya que era una “Gran Dama”.

Vivía con mi familia, era francesa y el castillo estaba en Inglaterra.

Bien, prosigo... el Ruso estaba encaprichado con obtener mi mano, a lo cual lo había rechazado en varias oportunidades, pero la última fue la definitiva, se ve que el Ruso se había puesto su plazo.

Y yo muerta de indignación no encontraba justificación ni explicación a tanta terquedad.

Tal es así que despechado, humillado y menospreciado, optó por tomar justicia a su manera.

Vino con una cimitarra, una daga corva y los degolló a todos, yo estaba aterrada, detrás del bastidor, que era como un fuentón mediano, me escondía detrás, vino con la daga ensangrentada, yo apreté los ojos, el Ruso me tomó por la cintura, de un sacudón me sacó del asiento y me sentó en el caballo y salió al galope.

Yo a los días volví a ver el desastre

Entré por una puerta lateral, en un sofá estaba a lo largo, con la cabeza en el posa brazo... y en puntitas de pie la espío... y la mujer abre los ojos, estaba toda ensangrentada y yo pego un grito y voy a escapar, pero en eso, un hombre, un caballero de la nobleza, como un príncipe, tenía el traje de satén, crudo todo bordado. Yo salgo despavorida, ante tanta sangre.

Y al querer escapar, justo a la salida del castillo me cae un pollo blanco degollado y yo apuro gritando y me cae desde la terraza otro y otro, en eso llega el Ruso y me grita: ¡qué haces acá! Y me levanta y salimos al galope, aun me dura el jabón.

En otra oportunidad, el que en esa vida era mi marido “El Ruso”, en esta fue mi hijo.

En otra era mi marido él Chino, yo China.

En otra vida era mi hermano y yo la hermana.

Lo que quiero hacer notar es que la mujer, sigue siendo siempre mujer y el hombre siempre hombre, con la misma fisonomía, siempre el mismo físico.

O sea que viví en China, en Inglaterra, en Damasco, en Rusia, en “Argentina”....

El tema era que él pedía nos pusieran juntos, de allí que hace vidas, que veníamos encarnando juntos.

Debido a ese tema cuando nos enojábamos tanto yo, como él decía, no pedir nos envíen juntos, en misiones y él empezaba: “¡pero que tarado fui, olvidarme y volverla a pedir!”... y yo por consiguiente ni loca ni ebria voy a aceptarlo más, yo me despanzurraba cuando empezaba a protestar.

Bueno, el tema era que no solo a él y a mí nos mostraron vidas pasadas, como películas y siempre somos iguales, a él empezaron a mostrarle a partir de los 17, a mí a eso de los 35 años.

Y lo notable que hay gente que tiene acceso al pasado y puede ver los registros, ese poder lo tuvo siempre mi hijo, lo utilizaba si era necesario, por alguna razón.

Pero un problema que teníamos siempre que asistíamos al cine, por lo general al “Heraldo”, era nuestra gran debilidad ir a ver los dibujitos de Disney y nos despanzurrábamos de risa, es que ninguno de los dos tuvo infancia.

El problema era que en la oscuridad, del cine se nos veía el Aura y los amigos y los amigos lo venían a buscar al tanteo nomás.

Un día, fui a un cóctel que le hacían “al Coronel” y una señora me dice: “se ve que Ud. Es muy espiritual”, y le digo: ¿por qué? Y me dice: “por el Aura, tiene unos rayos dorados de medio metro”... y yo me reí... ¡Haaa! Por eso en el cine se entrecruzaban las Auras, la mía dorada, la de mi hijo celeste, cuando nació era celeste y yo decía porqué, y mis cuñadas me decían: “pero le ha pasado como a la prima, que nació casi ahorcada con el cordón umbilical”... esa estaba morada y este es celeste. Cuando comenzó el colegio me decaían que era “un índigo” y yo en ayunas pensaba: “¿será indigno... pero de qué?”...

La cuestión que no siempre se nos veía el Aura, pero cuando ocurría no asistíamos al cine a pesar que los amigos le decían, nos decían “tarados”, ¡qué linda época!...  el salía de la técnica y yo del trabajo y nos divertíamos, sanamente, “pero claro... ¡si éramos dos tarados!”, guauu.

Yo nunca me ví el Aura, solamente el “Aura y se va la primera”, como en la zamba.

Lo espero a mi hijo para ir al cine, ya no mortifico, solo espero, como me anunciaron... “para la Batalla Final”...

Con fe y humildad, María.

 

 

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